de Ata-wallpa Gallo, el Viernes, 06 de mayo de 2011 a las 1:27 “Corre el rio Santiago, los antiguos lo llamaban Rio grande o Tololotán, muy allá cuando los nahuas, los cocas, los tecuexes, los toltecas, los zapotecas, los purepechas, y más, caminaban por sus márgenes, dicen los estudiosos que lo nombraban con gran respeto Chiclahuapan, palabra que significa potencia de nueve ríos, ahh pos’ aquí en nuestro pueblo centenario, en un lugar que llamamos Chacota, allá por la barranca camina el rio, antes se oía lejos, rugía, llevaba agua, poco antes de llegar al milenario Tololotlán, de donde recibía su nombre se asilenciaba, se hacía un remanse, se aquietaba. En ese lugar para pasar a las tierras de tololo, había una puerta de las que llamamos de falsete. Cerca de la puerta estaba una casita la habitaba un hombre llamado Porfirio, le decían el huitlacoche. Este buen hombre hacia violines para los músicos de los alrededores, unos violines roncones, les nombraban de górgoro. Platican que en las noches serenas se oían hasta el otro lado del rio, les cuerdas las hacían con tripas de zorrillo o tacuache, ¿cómo ven? historias de cosas muertas, como el rio que ya no suena….llora. (Fragmento de E. Encizo).