Si este fuera el caso, entonces José Tendetza sería uno más en la larga lista de asesinados que se opusieron al extractivismo en todas sus formas: en noviembre del 2013, Freddy Taish, Shuar de la comunidad de San José de Piunts fue abatido por la armada ecuatoriana; en el norte del Perú (Cajamarca), la represión de la lucha contra el proyecto minero Conga ya ha dejado más de cinco muertos ; en 2005, 32 personas fueron torturadas por los empleados de la empresa minera Monterrico Metals, en Ayabaca (Provincia de Piura, Perú) ; en México y Colombia, los muertos son tantos que ya no se puede mantener al día la lista macabra de asesinatos. Según un reporte publicado por la ONG Global Witness, al menos 908 “defensores de la tierra y el ambiente” han sido asesinados entre el 2002 y el 2013 en el mundo, de los cuales por los menos 760 son de América Latina, tomando en cuenta que estas cifras solo contabilizan los casos más conocidos. En Francia, el 26 de octubre de este año, Rémi Fraisse murió por una granada lanzada por un gendarme mientras protestaba contra la construcción de una represa en Sivens (Tarn), proyecto igualmente “inútil” (salvo para quienes se benefician) y devastador como lo son las minas en la Cordillera del Cóndor.
Aquí y allá, la máquina capitalista-extractivista devasta los territorios y mata a sus habitantes.
En varios casos, demasiado a menudo, lejos de ser fortuita, esta violencia es calculada. Es una estrategia empleada para asegurar de mejor manera la extensión del capitalismo y de su inmundo retoño, el extractivismo, ambos respaldados por los Estados, sus socios abnegados.
Reclamamos que salga a la luz la causa del asesinato de José Tendetza y reiteramos nuestra solidaridad, más allá de las fronteras, a todos aquellos que se levantan en contra de estos proyectos mortíferos, hasta el punto de arriesgar su vida.
Nuestra solidaridad con la familia, los amigos y conocidos de José.
Ni perdón ni olvido !
El colectivo ALDEAH
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