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Petroleras sin escrúpulos en el corazón de la resistencia amazónica

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Fuente del artículo de prensa
Autor del artículo de prensa: 
Simone Garra
Fecha de publicación: 
Sábado, 6 Septiembre, 2014

- “Ayer el colonialismo justificaba todas sus barbaridades en nombre de la civilización. Hoy las petroleras lo hacen en nombre del Progreso y el Desarrollo”. Servindi, 6 de setiembre, 2014.- Compartimos un artículo del antrópologo Simone Garra en el que describe el contexto de provocación inescrupulosa que realiza a la población indígena la empresa francesa Maurel et Prom en el corazón de la resistencia amazónica. La empresa que posee la concesión del lote 116 de hidrocarburos en sustitución de la empresa Hocol, de Colombia, insiste en abrir paso a su actividad a pesar de la mayoritaria oposición indígena que aún no supera las huellas que dejó el conflicto de Bagua.Con antecedentes nefastos y empleando métodos divisionistas y moralmente vedados, la empresa Maurel et Prom, actúa en alianza con la canadiense Pacific Rubiales, en un contexto de tensión y conflicto en el que no parecen existir las autoridades peruanas, hecho que favorece a la empresa.¿Hasta dónde quieren llegar el Estado peruano y las empresas petroleras? ¿Seguirán haciéndose paso fomentando los conflictos internos hasta que la región se vuelva el teatro de una espiral de violencia? ¿Qué precio deberán pagar estos hombres y estas mujeres para que se respete su voluntad de preservar sus vidas y sus tierras de la devastación ambiental?”Tales son algunas de las interrogantes que se formula Simone Garra luego de detallar el espinoso escenario. A continuación el artículo de Simone Garra

Servindi : http://servindi.org/actualidad/112742

En la presentación del artículo, Servindi.org comenta: "Con antecedentes nefastos y empleando métodos divisionistas y moralmente vedados, la empresa Maurel et Prom, actúa en alianza con la canadiense Pacific Rubiales, en un contexto de tensión y conflicto en el que no parecen existir las autoridades peruanas, hecho que favorece a la empresa".
Personalmente, no me parece que en la región de Condorcanqui haya una ausencia de las autoridades peruanas, ni pienso que una presencia mayor de las autoridades peruanas representaría un obstáculo a la expansión de la empresa. Las autoridades peruanas tienen una fuerte presencia en Condorcanqui desde la década de 1950, cuando el Estado peruano empezó a militarizar la frontera con Ecuador debido a las tensiones entre los dos países acerca de los límites territoriales recíprocos. Con el objetivo de "civilizar" a la población indígena y pacificar a estos grupos tradicionalmente guerreros, el Estado peruano promovió su escolarización a través de los misioneros jesuitas y los linguistas protestantes del Instituto Linguistico del Verano. Se trata de un proceso que transformó la vida y la organización social de los Awajún, sentando las bases para su dependencia económica y política.

Actualmente, la autoridad peruana se reproduce en la educación impuesta por la escuela, que desprecia la cultura local, promueve ideas machistas y nacionalistas y enseña a los jóvenes a "superarse profesionalmente", estimulando la competitividad entre ellos. Esta misma educación es impartida violentemente a los awajún que son enrolados en el servicio militar.

Tales valores rigen también la administración política de la región, tanto a nivel distrital como provincial. Como en todo el resto del país, aquí también la autoridad peruana es sinónimo de clientelismo y corrupción, lo que favorece ciertamente los intereses de las empresas petroleras.

Finalmente la autoridad peruana es presente con sus fuerzas militares y policiales, listas para intervenir en caso de disturbios, tal como ocurrió el 5 de junio de 2009. Recordamos que la minera Afrodita, instalada en la Cordillera del Cóndor, opera dentro de una zona militar, asegurándose de esta manera las infraestructuras necesarias y la protección de la población local hóstil al proyecto.

Desde mi punto de vista, en Perú, como en todo el mundo, no es la ausencia de autoridades lo que favorece la explotación del hombre y la naturaleza. Por el contrario,  la autoridad del Estado defiende los intereses de los capitalistas, asegurando las condiciones sociales y materiales para su existencia.

Simone Garra
¿Hasta dónde llegarán Maurel et Prom y Pacific Rubiales? Petroleras sin escrúpulos en el corazón de la resistencia amazónica"

Nada parece frenar el insaciable hambre de dinero de las empresas petroleras, responsables en todo el mundo de guerras, corrupción, regímenes totalitarios y desastres ambientales. Hace seis años, en el norte de la Amazonia, los pueblos awajún y wampis empuñaban sus lanzas y se declaraban en pie de guerra: era el inicio de dos períodos de movilizaciones nacionales (2008 y 2009) en la Amazonia peruana contra la invasión del capitalismo internacional y la depredación de los recursos en las tierras indígenas.

“La selva no se vende, la selva se defiende” fue la respuesta de miles de mujeres y hombres que  lucharon en contra de un paquete de leyes cuyo objetivo claro y explícito era eliminar cualquier obstáculo para las grandes inversiones en la región amazónica. El cinco de junio 2009, balas contra lanzas, quizás la represión del Estado no esperaba encontrar una respuesta tan aguerrida: policías desarmados por los manifestantes mueren con sus mismas balas, solidarios en la ciudad de Bagua se levantan y queman los edificios públicos, todo el país tiembla por la ola de rabia que desde la Amazonia llega a los Andes y las costas oceánicas.

Decenas de arrestos; persecución de organizaciones indígenas e instituciones cercanas, torturas en las prisiones. Tres de los manifestantes transcurren más de cinco años en la cárcel. Un proceso se abre el 14 de mayo 2014 contra 53 manifestantes, la justicia pide condenas ejemplares que van desde los 22 años de cárcel a la cadena perpetua. Aterrorizar, reprimir, castigar para imponer el orden de las transnacionales: que nadie se atreva a contestar su dominio absoluto.

Un año después del trágico baguazo, una empresa francesa viene a instalarse en Condorcanqui, en  el corazón de los pueblos awajún y wampis, como si nada hubiera ocurrido. Como si ignorara que estos pueblos, desde sus primeros comunicados, vienen rechazando la presencia de las petroleras en su territorio. Como si ellos no tuvieran suficientes problemas con otras empresas como la minera Afrodita – Dorato Perú, instalada en la Cordillera del Cóndor. Como si los awajún y wampis no hubieran ya reclamado desde 2007 la anulación de la concesión del lote 116 a la colombiana Hocol que la obtuvo en 2006 sin algún proceso de consulta previa (1).

Pues en 2010, la francesa Maurel et Prom asume la concesión del lote 116, sustituyendo a la colombiana Hocol. La historia de Maurel et Prom, que en su sitio internet se vanagloria por haber  perforado más de 100 pozos de exploración, en 12 países y 4 continentes, muestra claramente la continuidad que existe entre el colonialismo y el nuevo dominio de las petroleras.

En efecto, Maurel et Prom fue inicialmente una empresa de transporte marítimo de los productos que llegaban de las colonias francesas de Africa Occidenal, como Costa de Marfil, Senegal, Camerún y Congo. En la década de 1970 MP se transforma en empresa de crianza industrial de pollo y pescado. En la década de 1990 entra en el negocio de energía y minas en Madagascar y rápidamente expande su dominio en los países más pobres de África, donde explota los recursos y la población, haciendo negocios con regímenes sanguinarios (2).

En 2012, en Gabón, mientras la sociedad anunciaba un aumento del 72 por ciento en su cifra de negocios, alcanzando un rendimiento de 376,3 millones de euros, los habitantes de la región del lago Ezanga denunciaban el envenenamiento de las fuentes de agua, la aparición de enfermedades gástricas y el primer caso de muerte debido a estas enfermedades (3). Por otro lado, denunciaban el incumplimiento de las promesas de la empresa: “Los responsables de la compañía habían adquirido una serie de compromisos que ahora desafortunadamente no respetan. Maurel-Prom nos prometió unos 800 empleos directos, pero los jóvenes siguen esperando que se cumpla esta promesa” (4).

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